En la Comunidad Nativa de Monte Carmelo, ha echado raíces un nuevo espacio de vida y aprendizaje. Después de seis meses de trabajo, el Jardín Botánico Machiguenka ha sido culminado: un lugar donde la sabiduría ancestral y la conservación ambiental se unen en armonía.
Esta iniciativa comenzó en abril, cuando la comunidad de Monte Carmelo cedió formalmente una hectárea de terreno para la creación de un jardín botánico comunitario. Desde entonces, A Rocha Perú, junto con los comuneros y el sabio local Máximo Kategari, emprendieron un proceso de restauración y colaboración. Los trabajos incluyeron la limpieza y acondicionamiento de los senderos, la identificación de especies nativas, la colecta de plantas medicinales y la instalación de señalización interpretativa que cuenta las historias y usos de cada una.
A lo largo del proceso, el jardín se transformó en algo más que un espacio de conservación: se convirtió en un punto de encuentro entre generaciones. La participación de la Escuela Local de Monte Carmelo y de varios voluntarios fortaleció el vínculo entre el conocimiento tradicional y la ciencia moderna. Para los jóvenes, representa un aula al aire libre; para los mayores, es un testimonio vivo de su herencia cultural.
Ahora, con los trabajos finalizados, el Jardín Botánico Machiguenga continuará creciendo como un espacio para la educación, la investigación y la reflexión comunitaria. Su objetivo es identificar y documentar el 100 % de las especies presentes, asegurando que cada una se convierta en una herramienta para el aprendizaje y la conservación.
Más allá de su importancia ecológica, el jardín simboliza la unidad y la continuidad. Preserva las plantas medicinales que han sanado a generaciones e invita a las nuevas a cuidar el bosque con la misma reverencia. Con este esfuerzo, Monte Carmelo demuestra que proteger la naturaleza también es proteger la memoria, y que en cada hoja y raíz florecen la vida y la sabiduría.
