
Durante el mes de junio, más de 100 estudiantes de distintas instituciones educativas de Pacasmayo participaron en talleres educativos sobre el bosque seco, diseñados para despertar en ellos el amor y respeto por su entorno.
A través de juegos, dinámicas y ejemplos prácticos, los niños y niñas no solo aprendieron, sino que comprendieron la importancia del algarrobo y de la biodiversidad local, claves para la salud de sus comunidades y el equilibrio del ecosistema. Reconocer el valor de lo que crece cerca de casa es también reconocer su identidad y su rol como cuidadores del territorio.
Lo más emocionante fue ver sus ideas florecer: muchos presentaron propuestas creativas para proteger el bosque seco, demostrando no sólo comprensión, sino un profundo compromiso.
Con cada taller, crece también el deseo de seguir sembrando esperanza. Porque cuando la educación conecta con la tierra, también echa raíces en el corazón.